El conflicto actual

 Un resumen de las ideas y comentarios relacionados con su obra:  El Presente como Dimensión del Alma. El ‘Conflicto Actual’ y la Psicología Arquetipal. (Collected English Papers, vol. I: The Neurosis of Psychology. Primary Papers towards a Critical Psychology, Spring Journal, 2005)

El autor defiende la necesidad de remitir la psicología al presente.  Un reivindicación del significado del presente en la psicoterapia y una crítica la método genético común a la inmensa mayoría de teorías psicológicas y prácticas terapéuticas.

La verdadera causa de una neurosis yace en el ahora, en el hoy, pues la neurosis existe en el presente, bajo ningún medio es un residuo del pasado ya que se mantiene y se alimenta diariamente, generada siempre de nuevo y es en el hoy que una neurosis puede “curarse”. Debido a que el conflicto neurótico nos enfrenta hoy, cualquier desviación histórica es un extravío, si no es efectivamente un giro equivocado. Ya Jung se pronunció contra la tendencia a rastrear las fantasías y síntomas del neurótico hacia atrás, hacia la cuna,

¿Porqué ante el fenómeno lo que se manifiesta hoy, saltar a otro lado en lugar de atenderlo en el hoy?. Se parte del supuesto todo lo que pasa es efecto de una causa, y esto está en la mirada de uno, no en el fenómeno. No se mira lo que hay como presencia sino como efecto. Se reduce lo que hay a ser una pista para saltar a otra parte. 

Si hay una causa es simultánea con el fenómeno. No hay que buscar nada detrás del fenómeno, si se deja éste muestra todo. Dejar ser a lo que está siendo. Para Jung el enfoque causal nos distrae.

Crítica al modo de interpretación reductivo-causal y su enfoque etiológico.  

En Freud esto nos remitía a que cada conflicto tenía su causa en la infancia y de naturaleza ya conocida (sexual). Jung, en lugar de llo, introdujo el punto de vista teleológico, meta, el síntoma tiene una meta o finalidad. Para Giegerich, esto es una contradicción respecto al punto de vista del presente. Buscar delante en vez de atrás. En el modelo genético ambas perspectivas se unen. 

Se busca el origen y el desarrollo y evolución. “Podemos imaginar este modelo como una línea recta, del pasado hasta el presente (neurótico) hacia una maduración futura que ha sido retardada”. En el fondo de esta visión siempre hay un cuadro ideal del desarrollo normal, que conduce por fases fijas e ideales a una meta prefijada que es llamada según el caso,  genitalidad (Freud), completitud (Jung), racionalidad, madurez, normalidad,  o lo que sea. Cualquier desviación del modelo se interpreta como perversión o fijación (Freud), desviación, trastorno, etc. 

Dondequiera que opere este modelo de explicación, en el fondo de este pensamiento se ha asentado ya una meta específica y fija para la psicoterapia, esta meta es a la vez el estándar por el cual se mide al paciente. Se busca donde está el paciente en su desarrollo, el punto en el que el paciente se ha desviado, ha quedado fijado y donde debería estar si no estuviera neurótico.  Todo modo de pensamiento que considera que se viene de, se evoluciona y se debiera llegar a, impone juicio morales sobre lo que haya, sobre el paciente, sobre la enfermedad. Este modelo de pensamiento, este estilo, trae consigo una valoración moral como bueno o malo, correcto incorrecto, sano o enfermo. Un debiera y un tendría. Así el modelo ejerce sobre los que se aplica una indudable presión moral y produce un inevitable sentimiento de culpa, consciente o inconscientemente en el paciente.

Y esto ocurre a pesar de la buena voluntad e intenciones i las ilusiones de objetividad del que lo aplica. Este  modelo transforma al psicólogo en el largo brazo ejecutor de la sociedad, en tanto que su meta, no importa como se anuncie, es, en último caso, la normalización. 

La visión que corresponde al modelo genético no pone en duda su premisa, concibe al ser humano bajo conceptos tomados del reino vegetal: crecimiento, desarrollo, maduración. El ser humano esta siendo visto como un vegetal.  Una crítica asimismo dirigida a todas las psicología del crecimiento personal, que se basan en estas ideas no explicitadas. Una visión que corresponde a una consciencia aniñada que es la que propia y correctamente aspira a un crecimiento. Como dice el autor, en tono irónico, “a mi edad si algo quiere crecer en mi solo puede ser un tumor”. Nos tratamos a nosotros y a los demás bajo una visión darwiniana, “sacada de la huerta” y saturada de un cristianismo secularizado cuya teología presenta una camino de “salvación” hoy, en psicología, llamado “curación” pues aunque el psicólogo se profese ateo sigue operando desde una visión escatológica, la “salvación por el desarrollo”. Se aspira a una liberación del desorden, una madurez realizada, un desarrollo completado. Conceptos todos que se basan en una norma que es tomada por supuesto. Cuando una persona no da la talla de la norma está en un estado de “aún no”, “no válido en si mismo”. Por ejemplo, la masturbación solo tiene cabida en una cierta fase. el intercambio sexual es correcto. Hacer terapia se entiende como un conducir al paciente a la meta prefijada. 

La mentalidad que aquí se está mostrando es la misma que la del colonialismo, todo lo que no se corresponde con las normas del mundo occidental es subdesarrollado, por ejemplo, los misioneros que querían imponer la monogamia en todas partes. Reemplazar un comportamiento equivocado por otro “maduro” y “correcto”. La sustitución del uno por el otro es el principio del enfoque desarrollista y genético que postula una línea recta de desarrollo atrapada en la idea de se viene de y se va hacia. Nunca deja ser lo que hay, se ha de sustituir por lo que debería haber. El presente siempre es un paso a lo que debería ser lo que es deseable la meta final, el objetivo, etc. Al igual que las religiones intolerantes (islam, cristianismo) que se autoproclamam como verdaderas únicas y absolutas.

La visión desarrollista se sustenta sobre el base de un prejuicio genético que no se explicita, por tanto no se enuncia como una moral, se reviste de una terminología laica y “científica”. El moralismo campa por sus anchas en la psicología y sobretodo en psicoterapia. Hoy decir es enfermo o patológico equivale a decir demoníaco en otras épocas.

Jung acentúa el presente lo que invita a que los fenómenos psíquicos deben liberarse de los sistemas explicativos prefijados a priori.  Salvar al fenómeno, ningún fenómeno ha de entenderse en términos de otro o ser reemplazado por otro. Presente significa permanecer en el fenómeno mismo,  entenderlo por si mismo y en sus propios términos. Un síntoma o una condición no debe de engraparse en el lecho de Procusto (tomar de lo que hay solo lo que encaje con una teoría) de todo un sistema de desarrollo o genético, de modo que siempre se “sabe” lo que viene antes y lo que en principio tendría que venir después, lo que significa que antes de investigar el fenómeno se lo inmoviliza en un significado fijo. El presente, en cambio, devuelve la inocencia de los fenómenos a la psicología y los libera de la maldición del todavía no, va hacia, es la promesa de. Ya no hay un equivocado o correcto, bueno o malo sino que lo que sea es lo que es, lleva su significado en si mismo y no necesita obtenerlo de algo que ya fue o aún no es, de algo que ello mismo no es. Un zoólogo no juzga la variedad de formas de vida que se le presenta ante sus ojos, las estudia y describe a cada una de ellas por si mismo, los cristianos, los moralistas y la mayoría de psicólogos juzgan, el primero describe a la criatura en su comportamiento y habitat, cada uno de acuerdo a su índole y no los analiza en términos de lo que aún no son.

Se trata de observar, no juzgar ni prescribir lo que necesita para que encaje en nuestras ideas. Apreciar, observar y describir como presente cada fenómeno individual. Explicar la angustia como resultado de la represión o de una falsa cognición, la despacha como inauténtica, hay que hacerla desaparecer, curarla, etc. La ansiedad es en si misma legítima y un auténtico camino psicológico que uno pudiera tener que seguir. Estar libre de ansiedad no puede ser un objetivo verdaderamente psicológico. Querer destruir un fenómeno psicológico no ha de ser objetivo del psicólogo como no lo es el del zoólogo querer destruir a una nueva especie que se presenta a su observación porque no encaja con las conocidas o porque es peligrosa. El psicólogo debiera atender lo que aparece como expresión o manifestación de la psique. Se trata de, como psicólogos, separar los juicios y prejuicios de la mirada que quiere conocer. Se trata también, como psicólogos, de abandonar el objetivo de estar libre de síntomas. Se trata de cuestionar la identificación de la psicología con la terapia, la psicología debería de ser una actividad de conocimiento, la terapia es una actividad de corregir o modificar, para lo cual son buenas muchas cosas, un ritual, un curandero un paseo por la playa, una charla con un amigo, etc. Esto no nos hace psicólogos que hoy parecemos quedar confinados a un taller de reparaciones al servicio de la sociedad no de la psique en si misma. En enfoque terapéutico siempre presupone una psicología, lo malo es que no la explicita, da por sabido muchas presunciones. Si se sucumbe a la inquietud terapéutica queda comprometida la necesidad de conocer, lo mismo que si el zoólogo sucumbe a su miedo ante la nueva especie y la elimina, no estará sirviendo a la zoología. Una lógica del ataque y la defensa. No se actúa como científico sino como personas con intereses egoístas de supervivencia, etc.

El síntoma precisamente contiene un precioso trozo de alma o psique que si se elimina es el equivalente de eliminar una preciosa forma de vida de nuestro planeta. Conocer implica una mirada despreocupada de si. Una actitud que favorece una apertura al logos de la psique. Primero dejarlo ser, para conocer y luego abrirle un espacio para que éste sea en su mejor expresión. El querer eliminar un síntoma es un deseo o necesita muy legítimo para quien lo sufre o sufre sus consecuencias pero la actitud de eliminar el síntoma, tratar la desviación, hacer desaparecer el trastorno acercándose a ellos con los instrumentos contaminados de seguro que no funciona. Viene a cuento la historia de la medicina del siglo pasado que relata como frente el fenómeno de la muerte súbita de las parturientas que se daba en los hospitales, sólo se solucionó cuando los médicos, después de muchas resistencias y descalificaciones tuvieron que aceptar que su falta de higiene era la causa. Los propios médicos y sus utensilios contaminaban a las pacientes. Esta revolución higiénica en medicina aún no se ha vivido en psicología. Una actitud de los psicólogos y unas herramientas teóricas contaminadas de sus propios juicios y valores.

Jung llegó a decir que perder una neurosis significa tanto como volverse redundante, la vida  pierde su filo y por tanto su sentido. Si los fenómenos psicopatológicos no son cuerpos extraños como cree la metáfora médica, es decir, el presupuesto de la mirada terapéutica, sino que se originan en la psique, el alma se muestra en su patología. Patologizar sería una de las actividades fundamentales de la psique, es decir salirse de la norma. Donde hay norma no hay alma. La psique deforma y da originalidad, por eso Jung ya dijo, los dioses hoy se han vuelto patologías, quitar un síntoma es eliminar al dios en tu vida. ¿Para qué? Para llevar una vida como el ego y la sociedad quiere no como los dioses quieren. Uno, como sufriente, lo único que quiere es no sufrir, pero el psicólogo está al servicio de la gente o del alma (psique), el zoólogo ¿está al servicio de la zoología o de la gente? El zoólogo no ha de encargase de eliminar las especies animales que no gustan, ¿porqué el psicólogo ha de ponerse al servicio del ego y de lo que éste quiere, en lugar de atender lo que el alma (psique) quiere?

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